De forma prácticamente espontanea me encuentro otra vez brindando por un “feliz año nuevo”. Supongo que no es necesario que yo lo diga para que todos nos demos cuenta de lo increíblemente rápido que pasa el tiempo; en un simple abrir y cerrar de ojos, y con llantos y risas, enojos y abrazos, recuerdos inolvidables y personas infaltables, otro año más pasa por encima de mi, sin casi darme tiempo a digerirlo todo. Es por esto que cada día que pasa de mi vida entiendo más el hecho de que se debe vivir cada instante como si fuese el último de nuestras vidas, porque nunca se sabe cuando y como vamos a abandonar este lugar.
Sin dudas “la vida es una colección de recuerdos”, se pueden vivir mas de cien años, pero si esa vida no fue realmente disfrutada entonces NO tiene sentido. Preferible vivir un año lleno de emociones, aprendizajes y aventuras, que hacerlo por setenta de forma monótona, sin haberse arriesgado a demasiadas cosas, etc.
Yo creo que la vida consiste en llevar a cabo un número incontable de CAMBIOS que nos permitan crecer y madurar como personas. Los cambios pueden llegar a ser un punto exacto para tener miedos, claro, porque el hecho de cambiar nos lleva a cosas nuevas, jamás exploradas (o quizás no con suficiente profundidad), pero esto no debe actuar como un efecto paralizador. ¡LOS CAMBIOS EN LA VIDA SON ESCENCIALES! Por eso comencé el año cambiando un poco a esa Pilar de siempre, en mi opinión de forma positiva. Es necesario cultivar una mejor personalidad (después regarla, por favor, no dejen que se muera JÁ) y afrontar la vida desde otra perspectiva…
De vez en cuando mirar con otros ojos.
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